Bienvenidos, un artículo más, a nuestro blog de Ainfar S.L. Hoy, en esta nueva publicación, queremos hablaros de las calderas de biomasa, una de las opciones más válidas a contemplar para su instalación en nuestros hogares. Ciertamente, conocemos muchas de las ventajas que la biomasa aporta como fuente de obtención de energía. Gracias al uso de ésta podemos ahorrar significativamente en nuestra factura anual; obviamente, contribuimos a la sostenibilidad del planeta, e incluso en la prevención de incendios, utilizándola en lugar de otras fuentes de energía no renovables. Pero, para instalar una caldera de biomasa en casa, además de éstos, debemos tener en cuenta otros factores que pueden incidir en la toma de decisión definitiva.
Funcionamiento de una caldera de biomasa
Ante todo, para instalar una caldera de biomasa, debemos tener claro lo que implica y lo que supone, más allá del funcionamiento en sí del aparato. Nos referimos a que, lo primero que debemos saber es que una caldera de biomasa precisa de un silo para el almacenaje del combustible, que debe situarse en un lugar próximo a la caldera para que el tornillo sinfín pueda recogerlo y llevarlo a ésta. Es muy importante ser conscientes de un detalle tan irrisorio como puede parecer este, pues sin saber si gozamos del espacio suficiente para situar el silo de almacenamiento, no podremos proceder con la instalación de la caldera.
El funcionamiento de cualquier caldera de biomasa no es muy distinto al de una caldera de gas. El dispositivo posee un quemador de combustible que, mediante una llama horizontal, quema el material (pellet). Este proceso de combustión genera calor que se transmite al circuito de agua del intercambiador de la caldera, calentándola para que se disperse por el circuito de calefacción de radiadores o suelo radiante, y para el agua caliente sanitaria (ACS).
Para iniciar el procedimiento y observar cómo funciona la caldera, vemos como primero se carga una pequeña cantidad de pellets, del silo del almacenamiento, que el tornillo sinfín lleva hasta el cenicero y prende. Cuando el sensor detecta esa llama, arranca la ventilación y empieza el quemado del combustible. El consumo de mayor o menor material dependerá de las necesidades que tengamos a la hora de calentar nuestro hogar y/o superficie. Ese aspecto debemos controlarlo y podemos realizarlo desde el panel central del aparato, que puede ser digital o analógico. El objetivo es adaptar el funcionamiento de la caldera al espacio, por lo que es conveniente -y muy recomendable- dedicar el tiempo necesario a ajustar esos parámetros. Las calderas de biomasa se encienden automáticamente cuando detectan la temperatura programada y, así, aumentan su eficiencia.
El precio del mantenimiento de la caldera
Una vez instalada y funcionando, nos queda dar respuesta a la pregunta trampa y que más nos invita a elegir un método u otro cuando nos toca escoger: pero y el mantenimiento, ¿cuánto me va a costar? Afortunadamente, el mantenimiento de las calderas de biomasa es mínimo. Hablando del material, el pellet se suministra de forma fácil y doméstica en sacos de 10 o 15 kilos que no son caros. Grandes industrias y empresas que hacen uso de este tipo de calderas, pueden incluso adquirirlo por toneladas, según las necesidades de la instalación. Además, su consumo en casa no es muy elevado y podemos apagar fácilmente la caldera desde el panel de control, o programar su apagado, si no es preciso que funcione mientras no estamos en la vivienda. Una ventaja que se suma al precio del combustible y a la reducción de las emisiones.
La única molestia que implica algo de dedicación por nuestra parte es que tendremos que aspirar las cenizas del quemador cada dos o tres días y vaciar el cajetín. Velando por ello y por no desenchufar el aparato por completo si sigue en marcha, evitaremos problemas técnicos y disfrutaremos de una instalación sostenible con gran rendimiento y un importante ahorro.