Comunidades energéticas

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Parece ser que la concienciación social, poco a poco, va aumentando y, ahora, personas de todo el mundo entienden que a ellos también les atañen temas como el cambio climático o comportamientos que hace unos años estaban sólo en boca de una minoría. Se reclama tomar medidas ante las injusticias naturales que se cometen y muchos gobiernos, finalmente, abogan por una modernización global de estos conceptos, aplicados a las sociedades del futuro. Ideas que pasan por un consumo responsable de fuentes renovables y una transición energética fundamentada en una gestión más eficiente y ecológica de los recursos. En esta línea, hemos hablado ya en nuestro blog de Ainfar S.L., de oportunidades reales que vienen gestándose desde hace tiempo. Propósitos y objetivos, incluso, con fecha para ser alcanzados y cumplidos.

Una de las actuaciones que viene sonando con fuerza en estos últimos años pasa por el concepto de las comunidades energéticas. Es la forma más accesible para el mundo de comprometerse con la utilización de las energías renovables y de hacerlo de manera paulatina, empezando por aplicarlo a nivel local y seguir expandiendo el concepto a núcleos más amplios. Cada vez es más evidente la necesidad de lograr esa meta y compromiso para con el medio ambiente, y parece que con propuestas como ésta, realmente, podremos dar respuesta a los grandes retos que nos hemos marcado, en un futuro no muy lejano.

¿Qué son las comunidades energéticas?

Las comunidades energéticas se constituyen sobre el concepto del autoconsumo energético territorial local. Es decir, la producción de energía para uso propio, individual o colectivo, en el mismo lugar en el que se genera. Si buscamos su definición, las comunidades energéticas son: “entidades jurídicas, formadas por una agrupación de socios (que pueden ser personas físicas, asociaciones, pymes, administraciones públicas…) las cuales, voluntariamente y con participación cooperativa, establecen unos objetivos propios en la obtención de beneficios energéticos, para sí misma, una comunidad o terceros beneficiario, así como sociales, medioambientales y económicos”.

Las actividades que desarrollan están estrechamente vinculadas al sector de la energía, lógicamente. Entre ellas destacan la generación de energía procedente de fuentes renovables, su distribución y suministro, el almacenamiento, o la prestación de servicios relacionados con la eficiencia energética. Para formar parte de ellas, debemos saber que su afiliación es totalmente abierta a todas las personas como usuarios finales de sus servicios. Eso sí, dichos miembros que pasan a formar parte de la comunidad deben estar dispuestas a aceptar sus responsabilidades, pues son ellos mismos quienes la controlan.

En nuestro país, aunque la idea prospera, existen todavía ciertas reticencias e impedimentos políticos que no han permitido que su reconocimiento legal sea del todo claro por parte de los gobernantes, si bien, se planea su verificación a corto plazo. Actualmente hay una treintena, aproximadamente, de proyectos de comunidades energéticas.

 Ventajas de las comunidades energéticas

Las comunidades energéticas son ya una pieza clave en la reorganización de los sistemas de producción y distribución de energía. Gracias a su potenciación se han comenzado a aprovechar los recursos renovables en las zonas donde se encuentran y han permitido abrir una puerta a la participación y colaboración activa ciudadana en el sistema energético. Las ventajas más destacadas de éstas son:

  • Impulso de las energías renovables, dejando de lado el consumo de las energías fósiles.
  • Mayor eficiencia en el consumo (reducción de costes).
  • Abogar por el cuidado del medio ambiente.
  • Método factible para luchar contra la pobreza energética (las comunidades energéticas pueden favorecer precios más bajos para los vecinos con menos recursos).
  • Desarrollo de la economía local. Se produce una redistribución de los beneficios que revierten, en su mayoría, en la comunidad local.
  • Vínculo más fuerte entre los miembros de la comunidad.
  • Cambio de modelo: el usuario toma el poder de la energía que consume.
  • Crear nuevas oportunidades de empleo y de negocio.

El mensaje de actuar en pro del medioambiente va calando en la sociedad y, poco a poco, se van descubriendo nuevas acciones en las que todos podemos participar para aportar nuestro pequeño grano de arena. Lamentablemente, todavía son demasiadas las personas que desconocen qué pueden hacer para llevar a cabo dicho compromiso. De igual modo que, tenemos que poner un poco más de nuestra parte para que esta tarea -pequeña- sume adeptos y, comunidad a comunidad, seamos muchas en todo el mundo y alcancemos esos objetivos sostenibles. Es por este motivo, por el que las comunidades energéticas son, en definitiva, una nueva forma de ver el futuro y enfocar la generación y distribución de electricidad, junto con todos los servicios energéticos que de éstas se derivan, así como una gran oportunidad de participación ciudadana para impulsar la transición energética, democratizar el sector de la energía, y facilitar ser parte del cambio, colocando en el centro de éste el beneficio de la comunidad y su sostenibilidad.