Si encontrábamos normal obtener electricidad a partir de los rayos de luz emitidos por el Sol, utilizando células fotovoltáicas en placas (algo sumamente extraordinario), ahora los científicos han decidido superarse y desarrollar una nueva forma para el mismo fin, partiendo de otra fuente distinta: el aire. Lógicamente, no hablamos de los aerogeneradores que ya, por la fuerza del viento, al rotar los molinos, mediante turbinas, promueven la creación de electricidad. Eso no sería una novedad, sería hablar de las maravillas que ya ofrece la energía eólica. Nos referimos al aire presente, suspendido, que flota a nuestro alrededor. ¿Cómo? Ahora os lo contamos en este nuevo artículo de nuestro blog, Ainfar S.L., donde nos encanta compartir con vosotros todo lo referente a nuestra pasión y vocación.
La clave está en la humedad del aire
Pues sí, ahí está el truco, o, mejor dicho, el ingenio de estos estudiosos de la Universidad de Massachussets (Estados Unidos), quienes han creado un dispositivo con unas nanofibras de proteínas que pueden generar electricidad al convertir el vapor de agua presente en el aire.
Con la inclusión de esta nueva manera de obtener energía, estamos ante una nueva -y necesaria- forma de luchar contra el cambio climático y el futuro de las energías renovables. Una aplicación en la que aún se está trabajando, pero que podría ver la luz en un uso, inicial, destinado a aparatos pequeños como monitores de salud, relojes inteligentes e incluso teléfonos móviles, muy pronto. ¿Quién no querría dejar de tener que ir con el cargador o baterías externas para disfrutar “sin límites” de la batería de su smartphone?
El dispositivo, bautizado como Air-gen, emplea nanocables de proteínas naturales, conductores de electricidad, producidos por el microbio Geobacter. Cuando el vapor de agua entra en contacto con las proteínas, se conectan electrodos a los nanocables de proteínas, de tal manera que se crea una diferencia de potencial y una corriente eléctrica natural en la atmósfera.
Un hito en la generación de energía puesto que, sus propios progenitores, se refieren a ello alegando que: “Estamos literalmente produciendo electricidad de la nada”. Entre el selecto perfil de investigadores y desarrolladores que han participado en ello, se encuentran ingenieros o microbiólogos, como Derek Lovley, quien asegura que: “Se genera energía limpia 24 horas, siete días a la semana; una aplicación, sino la más, sorprendente y emocionante hasta el momento”.
Esta forma de producir electricidad es totalmente limpia, renovable y de bajo coste. Además, mejora las previsiones de otras formas de energía renovable de manera significativa. Para obtener energía solar, necesitamos sol. Para generar energía eólica, viento. Pues bien, para lograr energía mediante Air-gen, no necesitamos nada, ya que, a diferencia de estas otras fuentes renovables, funciona en la oscuridad y sin necesidad de viento. Sirve incluso en interiores y podríamos sacar energía de áreas con humedades, incluso, muy bajas, como el desierto del Sahara.
Próximos pasos
“El objetivo final es hacer sistemas a gran escala que contribuyan de manera importante a la producción de energía sostenible”, subraya Jun Yao, ingeniero eléctrico del proyecto y propietario de los laboratorios donde se ha llevado a cabo el invento.
La colaboración entre Yao y Lovley -y alcanzar esta meta- ha sido, como poco, tan casual como inusual. Lovley descubrió el microbio Geobacter en el lodo del río Potomac (Estados Unidos) hace más de 30 años. Más tarde, su laboratorio reveló su capacidad para producir nanocables de proteínas conductores de electricidad. Por su lado, Yao había trabajado durante años en la Universidad de Harvard, diseñando dispositivos electrónicos con nanocables de silicio. Y la posibilidad de ver si ambos proyectos personales eran compatibles juntos, unió a los investigadores, creando el Air-gen.
Veremos cómo evoluciona y si más pronto que tarde podemos comenzar a hacer uso de este novedoso aparato, que ya ha marcado un antes y un después, pero que aspira a ser imprescindible para la generación de energía renovable de forma, cada vez, más natural.