El sector de las energías renovables se encuentra en constante cambio. No hay día que pase en el que no conozcamos buenas nuevas de la evolución a la que se ven inmiscuidas la energía eólica, hidráulica, mareomotriz, o incluso como ya hablamos en nuestra anterior publicación, la futurística del aire. Pero, la reina de todas las energías sigue siendo la energía solar. Gracias a la derogación a finales de 2008 del llamado “impuesto al sol”, que dificultaba y desincentivaba el desarrollo de la energía fotovoltaica y el autoconsumo eléctrico en España, se abrió el cielo para un sector que hasta el momento había vivido entre muchas limitaciones. Se liberaban por aquel entonces el reconocimiento al derecho a autoconsumir energía sin pagar los peajes que eran exigidos, así como el consumo compartido era viable por parte de uno o varios consumidores y se establecía, por primera vez, la posibilidad de permitir la reconocida “compensación simplificada”; un sistema que permite descontar de la factura de la luz los excedentes de la energía que producen las placas solares cuando ésta no puede consumirse al momento.
El hito era lógico y necesario si se tenía en cuenta que en aquellos momentos países mucho menos desarrollados en el aprovechamiento de luz solar, como Alemania, contaban con diez veces más instalaciones que nuestro país. Un rayo de luz, nunca mejor dicho, que abría las posibilidades a una solución novedosa, rentable y con altas perspectivas económicas en base a su explotación comercial.
Gracias a esta liberación, muchas empresas en pro de las energías renovables hicieron el salto al sector y, también, se logró iniciar el cambio hacia una mayor concienciación social para comenzar a explotar una vía única que, a día de hoy, debe llevarnos a un entendimiento global para que esa producción y consumo representen la totalidad -en nuestro país, así como en todo el continente europeo- en los próximos 30 años. En esa lucha por alcanzar esa meta nos hallamos en nuestra empresa, siempre dispuestos a cumplir con nuestra vocación, pero también a poner al alcance de los más novatos, las innovaciones de la industria que, no sólo son un bien para el planeta (el motivo de mayor peso), sino una fuente importante de ahorro en el consumo energético de nuestros hogares y puestos de trabajo.
Tejados enérgicos
El motor sobre el que se sustenta dicho objetivo se centra, precisamente, en esa transformación de los tejados. Transformación y lógico aprovechamiento del espacio (tejados, azoteas, cubiertas, terrazas…) en un intento por convertirlos en el mayor número de metros cuadrados productores de energía verde. Una propuesta que nos llevaría a todos, particulares y edificios comunitarios, tanto personales como a nivel empresarial, a invertir un pedazo de nuestra propiedad a favor del bien propio y, como no, común.
Ahora mismo, todavía, nos encontramos en una fase inicial y muchos han pronosticado que las previsiones de cara a cumplir con ello en el plazo estipulado, quizás deban ampliarse para verse hechas realidad. Lo que está claro es que nos hallamos inmersos en un cambio de paradigma que transformará para siempre el modelo de generación de energía eléctrica, dando el paso hacia un proyecto renovable que combina la generación centralizada con la distribuida; todo lo contrario a lo que, por ahora, predomina en nuestra sociedad.
El potencial existe y las cartas en el asunto están echadas, ahora solo queda que gobiernos y empresas aúnen fuerzas (de verdad) y vean ese potencial de metros cuadrados que son aprovechables en nuestro país, para hacer posible esta realidad. Algo que está propuesto, como decíamos, por leyes globales que buscan alcanzar ese 100% de producción y consumo energético en el año 2050, y que, en nuestro país, como primer gran reto, se incluye en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima para el 2030, donde se aboga por que las renovables aporten alrededor del 40% de la energía final y casi el 75% de la electricidad.
Dar el primer paso
Hay nombres particulares que ya han hecho sus propuestas para comenzar a trabajar en unas metas que tampoco son tan lejanas, aunque pueda parecerlo. Una de ellas es Holaluz quienes creen fervientemente en esta “revolución de los tejados” y ya han comenzado a desmarcarse del resto de organizaciones, en la carrera por lograr este objetivo. La empresa de energía instala y gestiona placas solares, gratuitamente, a cambio de un descuento fijo mensual que es distinto en función de las características del espacio. La instalación, propiedad de Holaluz, pasa a nombre del cliente al cabo de quince años, cuando la media de la cuota de ahorro para el cliente se calcula que se encuentra en torno a un 60-65% mensual. Según su presidenta ejecutiva y socia fundadora, Carlota Pi: “la idea es hacer compatible una firma bien gestionada y rentable con el propósito social y lograr un mundo 100% renovable”.
Veremos si, tal como se ha querido proyectar en unas visiones de futuro generalizadas, entre todos conseguimos llegar a cumplir con este propósito, que es también un compromiso unánime, para el que ya hay fecha y no debemos demorarnos en exceso. Desde nuestra humilde posición, seguiremos aportando nuestro pequeño grano de arena para cooperar con la causa y lograr que la energía que producimos y consumimos sea cada día más limpia y natural, trabajando para la colocación de instalaciones que funcionen con fuentes renovables, las cuales tienen claros beneficios para la salvación de un desgastado (y castigado) planeta, así como para nuestros bolsillos, que aunque no es lo más importante, siempre viene bien.