Los gastos de primera necesidad domésticos son un factor clave a tener en cuenta. Además del alquiler de una propiedad (o su pago, en caso de tener una hipoteca), debemos sumar a ello, suministros básicos como el agua, la luz o el gas (especialmente ahora en invierno), que nos permitirán vivir “confortablemente” en nuestro hogar. Llegar a final de mes, para muchos puede suponer una auténtica odisea. A la hora de hablar del sector eléctrico, debemos reconocer que, año tras año, las compañías ponen más difícil el suministro de luz a un porcentaje muy alto de población, encareciendo los precios y llegando a cortes energéticos por el impago de facturas imposibles si sumamos a ello el resto de necesidades básicas que mencionábamos anteriormente.
Es importante saber cuál es la potencia de luz que requiere nuestro hogar y prestar atención a los posibles cambios que podemos realizar si la potencia eléctrica contratada no es la adecuada. En el año 2006, el Ministerio de Industria regularizó las potencias. A partir de ese momento los nuevos contratos eléctricos han permitido a los usuarios aumentar o disminuir su potencia contratada, en función de la instalación y del ICP.
¿Qué es el ICP?
El ICP son las siglas que responden al “Interruptor de Control de Potencia”. Éste, se utiliza para controlar la potencia contratada por cada usuario. Cuando se sobrepasa la potencia contratada en cualquier establecimiento, este interruptor salta y corta el suministro de luz. Por lo tanto, habiendo contratado una potencia adecuada a nuestras necesidades, no deberíamos sufrir ningún tipo de corte, pero si el ICP se desconecta con frecuencia, es una buena advertencia que debemos tomar en cuenta ante la necesidad de contactar con la compañía eléctrica y revisar la potencia contratada.
¿Cuál es la potencia eléctrica recomendada a contratar?
Para saber qué potencia debemos contratar para nuestro hogar, tenemos que diferenciar entre dos términos: la potencia contratada y la potencia consumida. La potencia contratada es el nivel máximo de potencia que puede soportar nuestra red eléctrica doméstica, mientras que la potencia consumida es la potencia total utilizada durante un período de tiempo determinado.
Lógicamente, la potencia contratada depende del uso eléctrico de cada vivienda. Los hábitos de consumo de cada núcleo familiar determinarán un gasto mayor o menor de ésta. Dos viviendas iguales pueden tener consumos dispares según el uso que hagan de la electricidad sus habitantes. No obstante, teniendo en cuenta las características más comunes en nuestra sociedad y, que la mayoría de hogares usan una instalación monofásica en casa, la potencia contratada actual se encuentra, de media, entre los 4,6 y los 6,9 kW.
La relación entre estos conceptos es muy importante, pues si la potencia consumida en un momento dado supera la potencia contratada, la red se colapsará, el ICP se desconectará y como consecuencia, saltarán los plomos.
A partir de esta medida, se calcula la potencia de luz óptima que cada hogar debe contratar para cubrir sus necesidades.
Si os encontráis en esta tesitura y dudáis de la contratación de vuestra potencia eléctrica, poneros en contacto con vuestra compañía para realizar un estudio y determinar si necesitáis un aumento o reducción de potencia contratada, o si, debéis modificar vuestra instalación y, en lugar de monofásica, ésta debe ser trifásica.