La gran mayoría de nosotros solemos consumir agua embotellada, pero, ciertamente, hay personas que, excepcionalmente, en algún momento, tomaron agua del grifo. Días en los que uno se despista y termina con todas las botellas y no puede salir a comprar. Y sí. Si la sed apremia, probar el agua del grifo para saciar nuestra sed, no parece tan mala idea. Lo hicimos alguna vez, descubriendo que esta agua sabía distinta, pero no pasó nada más extraño. Entonces, ¿por qué no consumir agua del grifo?
La verdad es que habituarse a beber agua procedente del grifo no es una opción saludable. La dureza de esta, marcada por la cal, puede tener consecuencias en nuestro organismo si tomamos como buena la posibilidad de hidratarnos -siempre- por ese medio. Una alternativa cada vez más de moda son los aparatos con filtros de ósmosis.
¿Cómo funcionan?
Los aparatos de ósmosis inversa se colocan debajo del fregadero de la cocina (normalmente) y tienen un funcionamiento bastante sencillo para filtrar el agua.
A través de unos filtros, o membranas, y un recorrido segmentado en varias etapas; eliminan esos sedimentos y sales que acompañan a esa agua no tratada para su consumo.
1ª etapa: Filtro de sedimentos. Sirve para retirar la arenilla o granitos de cal que pudieran acompañar al agua. Invisibles a nuestra vista, son deposiciones del tamaño de unas 5 micras (0,005 milímetros).
2ª y 3ª etapa: Carbón activado. Usando éste, a partir de tratar restos vegetales (cáscaras de nuez, madera, corteza de coco…) con gases de combustión y vapor de agua a altas temperaturas, se consigue un material con una gran cantidad de poros, que por un fenómeno de adsorción es capaz de eliminar ciertos componentes presentes en el agua del grifo.
4ª etapa: Membrana de ósmosis. Una vez eliminados gran parte de los restos sólidos, el cloro y algunas sales, el agua fluye ya por la membrana de ósmosis propiamente dicha, que acaba con la mayoría de elementos “desechables” del agua.
5ª etapa: Un pequeño filtro de carbón activado en el depósito que da el toque final necesario.
Ventajas e inconvenientes de la ósmosis
La instalación de un sistema ósmosis permite disfrutar de varias ventajas para evitar caer en los errores de un consumo, poco apto y recomendable, del agua del grifo:
Sin lugar a dudas, disfrutando de un equipo de estas características tenemos agua en casa siempre, por lo que no será necesario desplazarse hasta el supermercado a comprar agua y transportarla hasta casa.
Cabría la incertidumbre de tener que hacer cuentas y estudiar si el gasto en agua mineral equivale al de la instalación del aparato, el coste de los recambios y las revisiones. Aunque, normalmente, lo cierto es que suele salir mucho más rentable que la compra de agua embotellada.
Disminuyen la generación y el consumo de plásticos. Contribuimos así con nuestro planeta y participamos de un reciclaje activo tan necesario para el medio ambiente.
Como decíamos, el agua del grifo suele presentar bastante dureza, lo que se traduce en mayor proporción de sales disueltas, cal y magnesio. La presencia, además, de cloro, al no estar tratada para fines consumibles, hace que tenga ese sabor característico, aún y caracterizarse por ser una bebida insípida. La instalación de estos sistemas, con sus filtros y membranas filtradoras, mejoran el sabor.
Pero, como todo, aunque disfrutar en casa de un sistema de estas características es muy positivo, no podemos dejar de mencionar que existen algunos inconvenientes que deben tenerse en cuenta para reunir toda la información necesaria antes de la toma de decisión y ser conscientes de los pros y contras reales que ofrece la ósmosis:
No toda el agua atraviesa la membrana. Cuando se realiza la filtración en las diferentes etapas una parte, con muy poca concentración de minerales, llegará al grifo y es la que beberemos, mientras que otra, donde se han quedado todos los sedimentos, minerales y sales, se tirará por el desagüe. La proporción real apenas se nota en la factura, pero no deja de ser agua que se desperdicia.
No realizar el mantenimiento óptimo del aparato y cambiar los filtros cuando se debe, no sólo implica un mal funcionamiento del equipo, sino que permite empeorar la calidad del agua.
El pH puede bajar los límites de potabilidad. Cuando eliminamos las sales para consumir el agua reducimos su pH, algo que puede ocasionar la corrosión de metales como grifos u ollas, incorporando ese metal al agua.